Todo el mundo tiene sólo 3 posibilidades de enamorarse, y es importante tomarlas todas...

A lo largo de nuestra vida, nos enamoramos y terminamos relaciones - a veces sólo para reunirnos de nuevo con esa persona. Algunas personas entran en nuestra órbita, otras se van, haciendo que experimentemos emocionantes altibajos que ni siquiera pensamos posibles.
IMAGEN: PATRICIA TSOUROS
Pero los psicólogos dicen que una persona sólo puede enamorarse genuinamente tres veces. Y cada experiencia, a su manera, es importante e incluso necesaria.

Amor de cuento de hadas
Muy a menudo, nuestro primer amor llega cuando todavía somos muy jóvenes. Nos parece el tipo de sentimiento que hemos estado leyendo en los cuentos de hadas. Así que lo idealizamos y creemos que es para toda la vida.

En este punto, tendemos a hacer cosas que nuestros compañeros o miembros de la familia esperan que hagamos. Nos negamos a prestar atención a pequeños problemas y estamos dispuestos a sacrificar nuestros principios por el bien de nuestra relación porque, en el fondo, creemos que todo es como debería ser.

La forma en que nuestra relación se ve en el exterior es más importante para nosotros de lo que realmente sentimos.

Tal amor nos enseña que mirar a tu pareja es tan importante como mirar a tu alrededor.



Amor complicado
El segundo amor de nuestra vida es el más complicado. Confiando en que hemos aprendido la lección de experiencias anteriores, nos encargamos de elegir un tipo completamente diferente de pareja. O eso creemos.

Probablemente seremos manipulados, mentidos o incluso heridos. Nos aferramos a cualquier oportunidad de reparar nuestra relación, pero cada nuevo intento se convierte en un fracaso aún mayor. Es un drama real con sólo momentos ocasionales de felicidad.

Una vez más, nuestros verdaderos sentimientos se desvían a favor de algo más - en este caso, intentos sin fin de salvar una relación enferma.

Tal amor nos enseña que es importante ser amado a cambio.

Amor maduro
El tercer amor aparece en nuestra vida cuando ya hemos dejado de esperar. Viene sin llamar y no parece cumplir con nuestra idea de lo que el amor verdadero debe ser. No parece ser perfecto. Pero es una relación genuina, caracterizada por una sensación de extraordinaria facilidad, algo que no se puede explicar con palabras.

En esta etapa de la vida, ya no tenemos expectativas. No perdemos tiempo pensando en las cualidades que el amor de nuestra vida debe poseer. Así que estamos finalmente preparados para aceptar a nuestra pareja por lo que él o ella realmente es. Y, lo más importante, nuestra pareja nos percibe exactamente de la misma manera.

Tal amor nos enseña a ser real y que una relación no necesita ser perfecta.


Comentarios