Ciertamente el amor y la
necesidad de protección que podemos sentir por nuestro hijos nos hace muchas
veces quererlos mantener protegidos y aislados de cualquier cosa que les pueda
hacer daño, de lo que consideramos cruel del mundo, de lo que creemos es
demasiada información, de cualquier cosa que los pueda amenazar y todo aquello
que pueda borrar la sonrisa de su rostro o la inocencia de su mirada.
Introducción al
mundo real
Lo cierto es que aunque
intentemos proteger a nuestros pequeños, existe una realidad a la cual tarde o
temprano tendrán que enfrentarse, tendrán que vivir decepciones, tendrán que
conocer el lado oscuro de la gente, verán con sus ojos la maldad en muchas
oportunidades, tendrán que superar sus caídas y sus tropiezos y mientras más
herramientas tenga para esto, más sencillo se le hará remover lo que se encuentre
entre ellos y su felicidad.
Todo a su tiempo
No se trata de saturar a un
niño con realidades, ni hacer de su mini mundo una muestra fiel de lo que verá,
se trata de ir mostrándole el mundo real con las fronteras y protecciones de
acuerdo a su edad, se trata de prepararlos para la imperfección del mundo, para
entender que las cosas no necesariamente resultarán como lo esperamos, pero que
aun así la vida es hermosa. Se trata de hacerlos conscientes de que siempre
podremos ayudar a aquellos que se encuentran en una situación de desventaja, se
trata de que sepan agradecer las bendiciones que tienen en sus vidas y estén
conscientes de las realidades de otros.
Inculcando valores
Todo lo que deseamos ver en
el mundo, debemos sembrarlo en nuestros hijos. Si queremos un mundo más
solidario, más empático, menos egoísta, donde cada uno pueda ayudar al otro sin
esperar algo a cambio, donde se respete la vida, donde prevalezca la bondad, el
respeto, la educación, el colaborar con la felicidad del otro, pues sembrar
esos valores en nuestros hijos, será una gran oportunidad para aportar a la
humanidad y hacer en nuestro núcleo lo que nos gustaría que fuese el resto.
La vida estará llena de
subidas y bajadas, pero hacerle entender a un niño desde pequeño que tiene
capacidades para levantarse las veces que hagan falta, les dará más confianza
para superar las adversidades. Lo que debemos buscar no es solo que tengan una
infancia que consideramos maravillosa, cargada de fantasía, donde nada requiere
de mayor esfuerzo y no se tiene idea de qué es una decepción, sino que tengan
una hermosa infancia, con la cuota de realidad que les permita no sentirse
desencajados cuando salen al mundo, procurando prepararlos para cuando tengan
que andar sus pasos por sí mismos y tomar sus propias decisiones.
Enseñemos a nuestros hijos
el valor de la vida, del momento presente e inculquemos en su vida que siempre
escuchen el llamado de su corazón, evidentemente no vivirán en una burbuja,
pero si lo escuchan, siempre estarán alineados con su felicidad.
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