Cada vez más nos encontramos
sumergidos en una gran competencia por ser los mejores en nuestros estudios, en
nuestro trabajo, en nuestros juegos… Pero, ¿cómo llevas el hecho de perder?
Está claro que no siempre se
puede ganar, pero ya desde muy pequeños inculcamos la perfección, conseguir lo
mejor como algo que motiva y que nos insta a seguir adelante. Pero no siempre
es así, mantenernos en lo más alto no siempre es posible.
“Más vale perder que lograr
una victoria vergonzosa”
Mi hijo no sabe
perder
Perder implica que tu hijo
se desmotive, que piense que no sirve para nada y que no se le da bien nada.
Esto es algo que nos pasa también a los adultos y el hecho de ver así las cosas
condiciona a nuestros hijos, también.
Es importante que tu hijo se
exponga a la derrota, que sepa que para que alguien gane es importante que
otros pierdan, sino no habría ganadores ni perdedores. Hay que enseñarles que
esto es normal y que deben de tomárselo como una oportunidad más de mejorar.
¿Cómo sé si mi hijo
no sabe perder?
Cuando pierde o intuye que
va a perder en alguna actividad se enfada y se vuelve agresivo.
Si pierde suele culpar a su
contrincante pensando que ha hecho trampas.
Cuando pierde suele
abandonar la actividad mostrando que está aburrido o desganado.
Participa solamente en
aquellas actividades que domina, para evitar perder.
Hace trampas o cambia las
reglas del juego como le conviene para no perder.
Cuando gana se siente muy
eufórico, pero si pierde llora intensamente y sufre ataques de ira
desproporcionados.
Por todo esto es importante
que tu hijo aprenda a perder, para evitar que sus emociones cambien tanto por
una actividad o un juego. Debes enseñarle que ganar no siempre es bueno y que
perder es necesario.
¿Cómo
podemos hacer esto?
Tu hijo aprenderá a
perder de forma sana
A pesar de que después en el
colegio se vea inculcado por otros niños de su edad, los cuales su afán por
ganar será muy superior, tu hijo sabrá que perder no es algo de lo que uno deba
temer.
Pero, para que llegue a
esto, hay que educarlo, porque como padres, esta es nuestra gran labor. Para
ello, debemos tener ciertas actitudes muy sutiles que le harán comprender todo
esto de una forma fácil y totalmente eficaz. ¿Las ponemos en práctica?
Evita reacciones
hostiles cuando tú pierdas
Los niños copian todo lo que
ven, así que si tú estás viendo un partido de fútbol y tu equipo pierde ¡no te
pongas agresivo! Tu hijo sabrá que así debe actuar cada vez que pierda y esto
no le hará ningún bien.
Ensalza más el
proceso que el resultado
Normalmente, tendemos
siempre a centrarnos en la nota final que en todo el trabajo y esfuerzo que ha
gastado nuestro hijo en conseguir algo. Esto les está enseñando que hay que
conseguir un buen resultado sea como sea y que el proceso no es tan importante,
¡un gran error!
Empatiza con el rol
del perdedor
Es importante que cuando os
encontréis en familia y alguien pierda no os burléis de él. Debéis empatizar y
ser comprensivos con aquel que no ha ganado. Para eso no hagáis
descalificaciones ni juicios despectivos. Tal vez ha jugado mejor, pero ha
perdido.
Ayúdale a
reinterpretar la derrota
Para esto debes enseñarle a
tu hijo que de los errores se puede aprender y ¡mucho! Perder te puede enseñar
mucho más que ganar y para eso puedes ponerle ejemplos de lo que a ti te haya
sucedido. Porque sí… todos hemos perdido más de una vez.
No te dejes ganar
siempre por tu hijo
Es normal que si juegas con
tu hijo, tú como adulto vas a tener muchas más ventajas que él. Pero, aunque le
dejes ganar, no siempre es bueno que lo hagas, ya que él lo notará. Solo así
podrá comprender cómo afrontar la sensación de perder.
“A veces perder es ganar y
no encontrar lo que se busca es encontrarse”
-Alejandro Jodorowsky-
Si pones en práctica todo
esto, tu hijo aprenderá a perder y le resultará mucho más fácil sacar algo
bueno de todo eso. Además, esto le enseñará a no rendirse aunque pierda una y
otra vez, algo muy importante para no dejarse vencer.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en rincondeltibet
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